Por: Johnatan Clavijo, Gerente Sénior de Proyectos de Fortalecimiento Organizacional en Compartamos con Colombia.
Hace algunos meses me despedí temporalmente, luego de nueve meses de trabajo conjunto, de dos lideresas de los Montes de María que trabajan por la construcción de paz en su territorio. Una de ellas, emprendedora y representante de varios procesos en María La Baja, Bolívar, como las Tejedoras de Mampuján y el Museo de Arte y Memoria -que trabaja por el empoderamiento económico de las mujeres víctimas del conflicto-. La otra, una mujer que lucha todos los días por la defensa de los derechos humanos y, especialmente, los derechos de las mujeres que han sido víctimas del conflicto armado.
Ambas lideresas tienen en común su convicción, su resiliencia, el haber sido tocadas en sus vidas por una situación dolorosa que las ha llevado a sacar lo mejor de sí mismas para intentar resolver esa problemática social que vivieron, para que quizás otros u otras no vivan lo que ellas han vivido o, al menos, encuentren un apoyo. Para que el mundo sea un lugar mejor.
El sector social está repleto de personas como ellas, líderes y sobre todo lideresas resilientes que buscan soluciones a problemáticas desatendidas por el Estado, o en las que hay limitaciones para acceder a servicios o alternativas de apoyo. Todas estas lideresas y líderes suelen combatir causas complejas, con procesos que suelen tener componentes de frustración, desaliento y momentos de desesperanza.
Alguna vez, en una reunión, escuché la frase ¿y quién ayuda a los que ayudan? La reinterpreto preguntándome, ¿quién está ahí para acompañar a esas lideresas y líderes sociales y ambientales, y a sus iniciativas u organizaciones? ¿Quién los escucha, acompaña y alienta a seguir adelante?
El trabajo social y ambiental tiene grandes recompensas emocionales que remedian, o al menos apaciguan, las frustraciones. En muchos momentos, estos liderazgos no han necesitado de un tercero que los aliente, porque la convicción por su causa les basta y les sobra. Pero, el hecho de que a veces ni siquiera sientan que lo necesitan, no le hace perder valor a la importancia de crear redes de apoyo.
Las lideresas y líderes requieren de esas redes de apoyo que se pueden manifestar en acompañamiento técnico a ellos y a sus organizaciones, en conocer a otras personas que, como ellas, trabajan por la justicia social y ambiental, en potenciar espacios para trabajar en su bienestar emocional y su salud mental, en conseguir financiación que permita ampliar el impacto de sus iniciativas, en tener a otras personas que los escuchen, que los guíen y que los reten.
Algunos de los retos frecuentes que afrontan estos liderazgos en sus organizaciones o iniciativas tienen que ver con la falta de acceso a financiación, recursos humanos limitados y ausencia de estructuras organizativas más sólidas y resilientes. Acompañar a estas lideresas y líderes desde lo técnico, tiene que ver con fortalecer su estrategia y enfoque, potenciar su eficiencia operativa, gestionar de manera planificada sus finanzas, y que cuenten con gobiernos corporativos estratégicos. Esta es una labor que desde organizaciones como Compartamos con Colombia venimos adelantando desde hace 23 años, impactando en más de 800 organizaciones sin ánimo de lucro y en sus líderes.
En el último año, gracias al proyecto Enlaza Sur -financiado con recursos de la Fundación Ford y de su programa global #WeavingResilience-, desde Compartamos con Colombia hemos podido llegar a 23 departamentos del país e impactar en 85 organizaciones de la sociedad civil y de base comunitaria, 22 de ellas fortalecidas de forma directa y personalizada. Un gran logro que puede parecer pequeño si pensamos que las cifras de Confecámaras hablan de cerca de 100.000 organizaciones sociales
registradas en Colombia, mientras que otras organizaciones hablan de unas 200.000. No obstante, si pensamos en la labor que esas 85 organizaciones y sus líderes y lideresas hacen por el país, a lo mejor encontramos un impacto enorme sobre la justicia social y ambiental, que es potenciado por esas redes de apoyo.
Justamente, una de las lideresas que conocí en este proceso, me decía: una se mete a esto (al sector social y a crear una organización sin ánimo de lucro) con la intención de cambiar el mundo, pero lo que no sabe es todos los retos administrativos y organizativos a los que se va a enfrentar. De ahí la importancia de que esos liderazgos no se sientan solos.
A pesar de la resiliencia, natural en el sector social, a veces es necesario que redes de apoyo la revivifiquen, que potencien su quehacer y que los impulsen a seguir cambiando el mundo, paso a paso, persona a persona, o árbol por árbol. Crear una gran red de apoyo para el sector social, con diferentes actores comprometidos en impulsar su trabajo, es una gran ambición, muy necesaria, para que esos líderes y sobre todo lideresas, sigan adelante, transformando nuestro planeta en un lugar mejor.
Por: Johnatan Clavijo, Gerente Sénior de Proyectos de Fortalecimiento Organizacional en Compartamos con Colombia.