Bogotá, febrero 2025. El 2025 se perfila como un año de grandes desafíos para el sector social en Colombia. El contexto político y económico global, sumado a los cambios en las dinámicas de cooperación internacional y financiamiento, obligan a las organizaciones sociales a repensar sus estrategias, diversificar sus fuentes de ingresos y fortalecer su capacidad operativa para asegurar su sostenibilidad en el tiempo.
En este análisis, exploramos algunos de los principales desafíos que enfrentará el ecosistema de impacto para identificar oportunidades y estrategias clave para enfrentar el panorama cambiante. Algunos de estos retos incluyen: competencia por recursos limitados, focalización en un solo tipo de donante, equipo limitado, cambio de prioridades de los donantes, falta de evidencia del impacto y desafíos en el relacionamiento estratégico.
1. Un entorno de financiamiento incierto y politizado
El financiamiento internacional sigue siendo una fuente fundamental de recursos para muchas organizaciones. Sin embargo, con la posible reconfiguración de la cooperación internacional, se prevé un cambio en la cantidad disponible y la asignación de los fondos. En particular, la incertidumbre sobre el futuro de USAID y la política exterior de Estados Unidos podría tener un impacto significativo en la financiación de iniciativas relacionadas con derechos humanos, salud sexual y reproductiva, cambio climático y diversidad e inclusión, entre otros.
Este contexto pone en una posición vulnerable a las organizaciones que trabajan en estos temas y que dependen en gran medida de recursos de la cooperación internacional de USAID, por lo que la diversificación de fuentes de financiamiento se convierte en una necesidad urgente, pero, sobre todo, en una prioridad estratégica.
Bajo esta lógica, el sector privado y la filantropía nacional podrían jugar un papel clave en llenar estos vacíos de financiación, pero esto requerirá una transformación en la manera en que las organizaciones sociales presentan sus propuestas de valor, demuestran su impacto y establecen alianzas.
2. Adaptación a nuevas agendas y prioridades globales
En contextos complejos e inciertos, como el que vive el sector social, la capacidad de adaptación y la flexibilidad se convierten en capacidades aún más importantes. Ahora bien, esto no debe confundirse con “perder el foco” o perseguir recursos financieros a cualquier costo. La línea en este sentido es delgada, pero muy importante.
Así como la necesidad de tener claro su foco y misionalidad no se debe confundir con intransigencia o inflexibilidad, la capacidad de adaptación no puede degenerar en una pérdida de norte o renuncia a su visión, propósito y misionalidad. Este dilema no es sencillo en tiempos aciagos, como los que vivimos, pero es crucial. La flexibilidad, en este caso, se refiere más que al foco estratégico de la organización, a la capacidad de entender el contexto; de desaprender procesos o enfoques por otros que sean más relevantes y pertinentes; de innovar y pensar en metodologías alternativas y disruptivas; por diversificar sus fuentes de ingresos y establecer alianzas con nuevos actores y segmentos; con construir una narrativa y un “caso de negocio” de su intervención que subraye su oferta de valor y el impacto generado.
3. Profesionalización y fortalecimiento organizacional
Históricamente, muchas organizaciones sociales han operado con estructuras informales y una alta dependencia de un solo donante o fuente de financiamiento. En un contexto cada vez más incierto, es imprescindible que estas organizaciones profesionalicen su gestión y fortalezcan sus capacidades estratégicas, financieras, operativas, legales, digitales y comunicaciones, entre otras.
Es necesario implementar modelos de gestión más robustos, desarrollar estrategias de medición de impacto y diversificar ingresos a través de alianzas con el sector privado, la generación de servicios o productos con enfoque social, y la adopción de modelos híbridos que combinen la rentabilidad con el impacto social.
Desde Compartamos con Colombia, hemos identificado la formación en fortalecimiento organizacional como una de las estrategias más efectivas para garantizar la resiliencia de las ESAL, por eso creemos que las organizaciones con impacto social y ambiental que se fortalecen en su gestión organizacional tienen mayores capacidades para ampliar y potenciar su impacto y ser sostenibles en el tiempo.
2025: una oportunidad para la transformación
A pesar de los retos que enfrenta el sector social en 2025, este es también un momento de grandes oportunidades. La incertidumbre y la reconfiguración de la cooperación internacional pueden ser el impulso necesario para fortalecer el ecosistema de impacto en Colombia, promoviendo modelos de gestión más resilientes y diversificados.
Desde Compartamos con Colombia, seguimos comprometidos en apoyar a las organizaciones sociales en este proceso de transformación. Nuestro trabajo en consultoría en sostenibilidad, fortalecimiento organizacional y medición de impacto nos ha permitido acompañar a más de 1.000 organizaciones a lo largo de nuestros 24 años de trayectoria, facilitando herramientas para que sean más autosuficientes, estratégicas y sostenibles.
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